Skip to content
Menu
  • Blog
  • 1st Jun 2022

¿Qué pasa cuando ir en bicicleta, a pie o tomar bus es más rápido que manejar?

Cómo la Ciudad de México está fomentando el transporte sostenible.

En el Día Mundial de la Bicicleta celebramos las calles construidas para las personas y el transporte sostenible. Mientras las muertes por accidentes de tránsito alcanzan el nivel más alto de los últimos 15 años en Estados Unidos, Ciudad de México está demostrando lo que es posible cuando una ciudad utiliza un enfoque basado en los principios de las ciencias del comportamiento para guiar sus inversiones.

Al tener en cuenta todos los elementos de la carretera – y el modo en que las personas se mueven a través de ella –, la ciudad ha demostrado cómo las opciones sostenibles pueden convertirse en las alternativas obvias. BIT América ha visto estos beneficios de primera mano desde nuestra nueva base en la Ciudad de México. En este blog, nos centramos en tres áreas de progreso: el transporte masivo rápido, la fuerte infraestructura para bicicletas y las transformaciones físicas.

Invertir en transporte masivo rápido

En 2005, la Ciudad de México estableció un sistema de autobús de tránsito rápido para reducir la congestión del tráfico y la contaminación, y para ofrecer a los ciudadanos un nuevo servicio de transporte más veloz. Estos Metrobuses ecológicos, de doble articulación, sortean a los autos en sus propios carriles exclusivos a través de las calles más transitadas de la ciudad. Han disminuido las emisiones de CO2 en 35.000 toneladas anuales y han reducido el tiempo de viaje de los usuarios en un 40%.

En estos Metrobuses, nosotros vemos muchos principios de las ciencias del comportamiento. En primer lugar, son fáciles de usar. Las plataformas de los autobuses están a nivel del suelo (accesibles para las personas a pie y sobre ruedas) y su diseño de orientación es reconocido internacionalmente por ofrecer una buena experiencia al usuario, lo que facilita la navegación. Los billetes también son asequibles y pueden adquirirse mediante múltiples opciones de pago, incluso los pagos sin contacto, para que el embarque sea rápido y sencillo.

También pueden ser más rápidos que los autos, especialmente en el centro de la ciudad, que es una zona muy transitada. Como resultado, la demanda aumentó y la ciudad respondió con más autobuses y más líneas. Con siete líneas que transportan a casi 1,5 millones de viajeros al día, el Metrobús demuestra que hacer que el transporte público sea más cómodo que conducir puede cambiar con éxito los comportamientos de tránsito. Esto es clave porque sabemos lo difícil que puede ser cambiar dichas conductas. Por ejemplo, en 2017, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizó un ensayo controlado aleatorizado en el que se testearon diferentes incentivos y mensajes que animaban a los empleados a tomar el autobús, caminar o ir en bicicleta al campus, en lugar de conducir. Estas intervenciones no tuvieron un efecto significativo, en parte porque la infraestructura existente no podía competir con la comodidad de conducir.

La Ciudad de México ha transformado su avenida más larga en una calle completa con espacios exclusivos para el transporte público, bicicletas, y los peatones. (Fuente de la imagen: El Economista/SEMOVI CDMX)

La creación de nuevas líneas de Metrobús cambia radicalmente la infraestructura para mejor, y no solo para los usuarios del transporte masivo. Por ejemplo, al inicio de la pandemia, la ciudad aprovechó la oportunidad para poner a prueba un carril para bicicletas en el tramo central de la Avenida de los Insurgentes, donde se encuentra la primera línea del Metrobús y que es una de las avenidas más largas de América Latina. El carril aumentó los viajes en bicicleta en un 275% y se volvió permanente, convirtiendo a Insurgentes en una calle completa con espacios dedicados al transporte público, la bicicleta y los peatones.

Crear una sólida infraestructura para bicicletas

En urbanismo, la “demanda inducida” se refiere a la idea de que el aumento de la capacidad de las carreteras (es decir, la adición de carriles) atrae a más personas a conducir. Al parecer, puede ocurrir lo mismo si aumentamos la capacidad del transporte público. El éxito del Metrobús demuestra que, si una ciudad tiene una opción de transporte nueva, rápida y cómoda, la gente la elegirá. Utilizando este mismo principio, la Ciudad de México creó las ciclovías, o carriles para bicicletas, con el fin de animar a la gente a ir en bicicleta.

Los delineadores de ciclovías (llamados “quesadillas” por su forma) protegen a los ciclistas de los autos. (Fuente de la imagen: Bitla MX)

Entre 2019 y 2021, la ciudad construyó 177 kilómetros de ciclovías permanentes, duplicando la infraestructura existente de 165 kilómetros de ciclovías en solo tres años. Los carriles están protegidos por topes de goma con bordes perpendiculares, diseñados para impedir que los coches crucen, y con lados inclinados para dirigir suavemente a los ciclistas, lo que los hace seguros para los ciclistas de todos los niveles de capacidad. Al mismo tiempo, para facilitar el uso de la bicicleta, la ciudad también está ampliando (casi duplicando) su sistema de bicicletas públicas compartidas, ECOBICI. Más de 9.300 bicicletas en 687 estaciones, repartidas en seis distritos, estarán disponibles para los residentes.

BIT exploró la cuestión de fomentar el uso del sistema municipal de bicicletas compartidas en 2019. Así, descubrimos que enmarcar la oferta de un sistema de bicicletas compartidas como algo “gratuito” incrementaba el canje de la oferta, especialmente por parte de las personas que se habían mudado recientemente a un barrio donde hubiera una estación de bicicletas compartidas, en comparación con las que ya vivían cerca de dicha opción. Esto demuestra que los cambios de contexto pueden a la vez fomentar cambios en desplazamiento habituales.

La red ciclista de Ciudad de México es popular entre muchas personas para diversos usos: desplazamientos, entrega de alimentos y paquetes, venta de tamales o pan, y ocio. Las ciclovías también han atraído a nuevos ciclistas, familias con niños pequeños, personas que hacen ejercicio y personas en silla de ruedas.

Transformar cruces peatonales para todos 

En la Ciudad de México, casi 8 de cada 10 viajes se realizan a pie, en bicicleta o en transporte público. Para ayudar a proteger a las personas, en el 2019, un grupo de académicos desarrollaron un sistema de calificación de la seguridad de cruces peatonales en la ciudad. Se calificaron casi 500 cruces peatonales, y se encontró que el 91,3% no cumplía con los estándares de seguridad para los peatones. Muchos cruces peatonales también eran inaccesibles para las personas con movilidad limitada.

Para hacer que los cruces peatonales sean universalmente accesibles, y para fomentar comportamientos de conducción que aumenten la seguridad de los peatones, se creó Cruces Seguros (en inglés “Safe Crossings program”). Desde que el programa inició en abril de 2019, se han modificado 114 cruces, que ahora son más visibles al nivel del suelo (para que todos puedan utilizarlos), protegen a los peatones de los vehículos que estén a punto de girar con señales en las intersecciones, tienen nuevos semáforos, etc.

En la primera fase del programa, los incidentes de tráfico se redujeron en un 20%, con un 22% menos de heridos y un 50% menos de muertos en los pasos de peatones modificados. La ciudad sigue viendo crecer la seguridad y la movilidad como resultado del programa.

El éxito de Cruces Seguros se suma a la creciente evidencia que demuestra cómo unos simples cambios en el entorno construido pueden aumentar la seguridad de los peatones. Por ejemplo, BIT modificó 10 cruces en San Francisco utilizando materiales de bajo coste, como pintura y badenes de goma. El objetivo era animar a los conductores a realizar giros a la izquierda de forma más segura, los cuales habían representado el 38% de las muertes por accidentes de tránsito de la ciudad en 2019. Nuestras intervenciones ralentizaron los giros a la izquierda en un 17% (-1,7 mph) – mejorando así la seguridad de los peatones y ciclistas. Hay mucho más que se puede hacer aquí.

Aplicar la perspectiva de los principios de las ciencias del comportamiento

La Ciudad de México está a la cabeza del transporte sostenible y de calles construidas para las personas. A medida que las ciudades de Norteamérica se plantean cómo pueden animar a la gente a ir en bicicleta, a pie o en transporte público, nosotros los animamos a que apliquen un enfoque basado en principios de las ciencias del comportamiento para enfrentarse al desafío. Con un enfoque holístico e intervenciones que empiecen por las modificaciones físicas de las calles, las ciudades pueden dirigir los recursos hacia soluciones que hagan del transporte sostenible la opción más obvia, tanto a corto como a largo plazo. Para obtener más información o discutir al respecto, póngase en contacto con el BIT aquí.

Authors